Monday, November 20, 2006

No hay dos lugares demasiado lejos.

Y es cierto: No hay dos lugares en la tierra demasiado lejos si lo que te empuja a desplazarte no es solo el destino. En el siglo XXI en el que nos encontramos, no existen dos puntos en el planeta que no puedan unirse en un día de viaje. Cuando estamos sentados en nuestro sofá, viendo esos documentales del National Geographic y vemos volcanes en erupción, catedrales de ensueño, playas paradisiacas o ruinas de civilizaciones extinguidas hace 1500 años, debemos saber que si nos lo propusiésemos, podríamos estar allí en menos de 24 horas de viaje y muy probablemente, por menos de 1000€.

Válgame el ejemplo: El día 1 de Noviembre, el coro "Ciudad de Almería" del que tengo el inmenso placer de formar parte iba a dar una serie de conciertos en Alemania. Evidentemente yo, por estar en la otra punta del mundo no podía asistir al evento para el que nos estábamos preparando desde hacía ya meses. Imaginad cual fue la sorpresa de todo el mundo cuando aparecí allí el día 1 de Noviembre, a las 8:30 de la mañana, en el Albergue Juvenil de Colonia mientras todos desayunaban.

Improvisada cama en el trayecto NY- Colonia

Fueron 16 horas de avión con el trayecto Guatemala - Huston - New York - Colonia, pero dios sabe que mereció la pena. Fue un viaje de experiencias emocionales, musicales y personales. Todo, desde el frío invernal que hacía tanto tiempo que no sentía hasta la sensación de cantar en la Catedral más Alta de Europa pasando por el volver a ver las forestas germanas y la gente a la que adoro. No entraré en detalles personales y emocionales, pero puedo decir con la boca llena que no habría cambiado ni un solo ápice todos y cada uno de los segundos que pasé desde que puse el pie en suelo alemán, hasta que partí hacia NewYork de nuevo.

Impresionante Catedral de Colonia.

Desde aquí quería agradecer al Coro de Euskirchen su excelente amabilidad y hospitalidad. Los lectores de este blog pueden hacerse una idea del buen ambiente del coro observando este vídeo: http://www.youtube.com/watch?v=XJZcn3fS2Lo Merece mención especial el haber podido ver de nuevo a mi madre y a Marta, ambas sopranos del coro y ambas muy importantes para mi. Gracias a Victor Navarro, queridísimo ministril, y a mi amiga Carmen por ser complices de mi secreto en la sombra.

Mi madre, Marta y yo en un bosque alemán.

Tirados en la moqueta del albergue.

Miguel Angel, Cristina, yo y Naira, en ese orden.

Haciendo el ganso en el albergue xD

¡Ministriles sueltos por Alemania!Achtung!!Achtung!!

De vuelta a la realidad guatemalteca y aún con la nostalgia de mi regreso de tan dulce sueño germano, tuve el placer de conocer en una recepción en el Centro Cultural Español al ministro de Administraciones Públicas Jordi Sevilla, un hombre de conversación amena, sencillo y asequible. Como siempre, aprendí mucho en la conversación que mantuvimos entre los becarios, Isabel, el Embajador, el Consejero y el Ministro. Ellos hablaban y yo aprendía y tomaba nota.

En la recepción del ministro.

Que pena que sea de mal gusto sacar una cámara de fotos y pedirle al ministro si te puedes echar una foto contigo... Es más la verguenza de tener a todo el mundo mirándote y pensando: "mira este chaval, primera vez que ve una personalidad" que el hecho de tener una foto con él. Lástima que nadie se lo pide! así ya habría antecedentes de gente que lo hizo y sería un mal menor ser el siguiente.

Al poco tiempo de volver de Alemania, aún en las nubes, me anunciaron que tendría que desplazarme a Tegucigalpa, capital de Honduras, para resolver unos asusntos en la oficina de allí. Tras 2 horas de vuelo con escala en El Salvador, llegué a mi hotel... Sabía que los hoteles a los que te enviaba el ICEX no eran malos, pero creo qeu puedo decir sin equivocarme que este es el mejor hotel en el que he estado nunca.

Parte de la habitación del hotel.

Lástima que no estaba al tanto de los servicios del hotel, ¡si no me hubiese llevado el bañador y ropa de gimnasio! La gente de Honduras es como viene siendo común, super amable y agradable, simpáticos y extrovertidos.

Una noche, al salir de la oficina nos fuimos de cervezas a un restaurante de cuyo nombre no puedo acordarme (Ruby Tuesday creo). Allí picamos 4 cosas, conocí a gente interesante, generalmente de naciones unidas. Tras salir del restaurante se descolgaron todos excepto el chico ICEX, que como viene siendo habitual, le gusta vivir tanto dedía como denoche (nuestra fama nos precede). Me dijo: ¡Qué, tio! nos vamos a un bareto super catracho? - Venga! - respondí, temeroso de que se me callesen de nuevo encima las 4 paredes de la habitación, puesto que eran las 9 pm.

De cervecillas en "Tegus"

Yo me esperaba una discotequilla ambientada en plan maya y tal, pero cuando llegamos, era una cochera con una barra donde el camarero apenas podía dar 2 pasos, y con una televisión conectada a un DVD por toda iluminación (no se veía nada). A favor del lugar, podía decirse que la música que sonaba era muy buena, dificil de escuchar en latinoamérica: cold play, U2, Steward, Keane y demás genios. El caso es que nos sentamos a bebernos otras cervezas (salvavida, el orgullo nacional catracho!) y se pone al lado nuestra una mujer de unos 55 años si no 60 a beber y a mirarnos de vez en cuando. En un alarde de buen gusto, el indiesito que servia las cervezas y ponia la música en el DVD se puso unas bulerías de paco de lucía que se me caía la baba. No pude contenerme y lancé un par de ¡VAMONOS! ¡OLE! mientras hacía palmas al ritmo de las bulerías.

Esta mujer se me acerca un poco más y se inclina como para decirme algo:

- Los andaluces teneis otra sangre distinta, se os nota en cuanto abrís la boca al escuchar un flamenco -

- jajaja, gracias! le gusta el flamenco?

- Mi abuelo era español, y siempre me ha gustado España y su cultura...

Al poco, sonó una salsa. No podía perder la oportunidad de seguir la conversación, venía rodado:

- Y esto es de aquí no?

- Si! bueno, esta es más bien de colombia, pero esto es lo nuestro! vos sabés bailar Salsa?

- Bueno! estoy aprendiendo! pero seguro que usted es una maestra! - dije

- Aaaah, ¡los europeos no os atreveis a bailar! - respondió mientras miraba hacia arriba, como indicando que somos una causa perdida.

Evidentemente, cuando me dijo eso, pegué un salto de la butaquilla y me puse a bailar salsa, ella me seguía de bien cerca. me dijo:

-Mira! esto se llama el rastrillo!

Inmediatamente después, paró estrepitosamente el vaivén típico de la salsa, que bailaba con una solera y encanto que solo alguien que la lleva bailando décadas puede hacer, se agachó unos centímetros mientras estiraba su pierna izquierda hacia un lateral, y la recogía lentamente mientras se incorporaba, con los brazos muy pegados al cuerpo. Me recordó un paso de tango.

Vistas desde mi ventana del hotel.

De repente vi en ella a Celia Cruz, vi la salsa en su estado más profundo, a nivel de cultura que te corre por las venas. Para esa mujer bailar salsa era como el respirar, formaba parte intrínseca de su vida y le salía por los poros... ella era salsa. Inmediatamente, cuando las 5 o 6 personas que estaban alli vieron a dos europeos bailar con "la profe" (que así me enteré después que la llaman) se levantaron de un salto de la silla y como por arte de magia se llenó el localucho (entiéndase por llenarse 7 personas incluidas el camarero que también bailó, no cabían más) que no era más grande que un cuarto de baño del Consevatorio de Almería, de gente bailando salsa. Ya no nos dejaron solos más en toda la noche, y por hacernos el gusto, pusieron "19 y 500 noches" de Joaquín Sabina. Como no podía ser de otra forma, empecé a cantarla evocando mi tierra: España, pero cual fue mi sorpresa cuando vi que la gente me seguía al pie de la letra toda la canción... Se la sabían de memoria :D En conclusión, toda una experiencia genial que se suma a muchas otras que se pueden vivir y se viven, aunque uno no quiera, en tierras
centroamericanas.

Las dos chicas de la izq. son de esa noche.El resto, ICEX y Naciones Unidas.

En otro orden de cosas y para finalizar, ayer tuve la suerte de poder subir al Pacaya, volcán activo más cercano a la ciudad de guatemala.

Tras una hora de coche llegamos a la ladera del volcán. Al rededor de unos 12 o 13 niños nos rodearon el coche nada más llegar corriéndo al rededor de él. Les seguían 6 o 7 hombres montados a caballo... Tengo que confesar que nos pusimos un poco nerviosos ¡pues atosigaban hasta a las moscas! Nos preguntaron unas 7 veces por niño a cada uno de nosotros si queríamos un guía para subir un volcán o un bastón para ayudarnos a caminar, mientras que los hombres nos ofrecían sus caballos para subir al crater. Dijímos que no a todo, deseando que nos dejasen tranquilos para poder disfrutar del senderismo. Aún cuando comprábamos las pilas para las linternas (pues se estaba haciendo denoche) nos rodeaban y nos seguían ofreciendo, incansables, sus servicios.

Menos mal que cuando empezamos el trayecto se quedaron atrás y pudimos entonces empezar a apreciar la belleza del paisaje nocturno. Además de por nuestras linternas, el camino se iluminaba a un lado y a otro por las luciérnagas, que marcaban las lindes del camino con su ténue color amarillo. La brisa movía los inmensos árboles que servían de bóveda del bien marcado caminillo, creando un ambiente mágico que ya me es familiar en Guatemala. Al llegar al final del camino la niebla no dejaba ver más allá de 2 metros, y la luz de la linterna apenas iluminaba a nuestro compañero de al lado.

Solo con el flash se podía ver algo.

Invitados por la pendiente, pues el crater no podría estar en otra parte que al final de la tremenda cuesta seguimos avanzando, subiendo en cada paso, hasta que por fin, el ambiente empezó a notarse un poco más cálido y la niebla, en el cielo, parecía tomar un leve color rojizo... Supimos entonces que nos estábamos acercando.

Fue entonces cuando el suelo se transformó en un campo de cuchillas.

Si te caes lo pagarás caro

del cesped y arena que veníamos pisando hasta entonces pasamos a un páramo inimaginable. Imaginad un paisaje tan desolado, violento y yermo como podais... lo teneis ya? pues ahora pintadlo de negro profundo y rojo intenso, añadidle frio polar en un segundo y calor infernal en el siguiente.

Entre las grietas de las cuchillas se adivinaba el calor...

Guiados por el cielo rojo que se hacía cada vez más intenso íbamos avanzando. En nuestro camino por aquellas afiladas rocas inmensas, avanzábamos penósamente mientras miembros de nuestro grupo iban afirmando que no estaría mal cambiar de idea y regresar. Había que tener cuidado de donde ponías el pié, porque si te caías lo pagarías caro y el suelo en algunos puntos estaba ardiendo. Despues de avanzar por aquel campo de lija infernal durante unos 30 minutos nos cruzamos con unas personas que contaban con guía, y volvían con prisa, casi preocupados: No sigais más! la lava viene hacia aqui bastante rápido, al ritmo que nosotros andamos! yo no avanzaría mucho más.

Al oir esto nos dieron más ganas aún de continuar! así que con renovadas fuerzas avanzamos con mucho cuidado, escalando rocas y saltando acantilados negros cuyo fondo no veíamos. Las pilas de las linternas empezaban a agotarse y esto si que realmente me preocupó, pero el calor y el cielo rojizo nos guiaban. No habría problema en llegar, siempre que nadie perdiese el equilibrio y que quedase alguna linterna viva.

a veces echaba fotos al vacío para ver qué nos rodeaba con el flash.

De repente, al retomar una loma de piedras más grandes (hubo momentos que parecía que saltabamos de camión en camión, colocados de formas imposibles y con pendientes dificilísimas) nos encontramos con el tesoro que andábamos buscando.

Las lenguas de lava avanzaban lentamente. Impresionantes

Iba yo el primero retomando la loma y alumbrando con mi linterna, cuando me encontré con uno de los espectáculos más bellos que he visto en mi vida. Desde el crater que salpicaba lava cada 40 segundos avanzaban ríos rojos arrastrando y fundiendo las cuchillas negras que nos tenian las manos sangrando.

El flash de la cámara le quita intensidad al rojo, pero era realmente vivo en la oscuridad total de la noche.

El calor no me dejaba acercarme apenas más a la lengua de lava para poder fotografiarla mejor, pero creedme que es totalmente impresioante. Los zapatos rotos, tobillos arañados y manos rajadas merecieron sin duda la pena por ver lo que tantas veces había visto en televísión pero que no podía imaginarme con que intensidad se vive en directo.

Tuve que echar la foto con la chaqueta en la cara. El calor era insoportable

Después de pasar unos 40 minutos viendo avanzar la lengua por el campo negro con cara de atónitos nos decidimos a volver. Pero para entonces las pilas de las linternas ya estaban lanzadas a la lava, y solo nos quedaban 2 linternas vivas con pilas de muy mala calidad recién puestas... o aguantaban o no podríamos volver y habría que esperar a que amaneciese en aquel páramo.

Sven, JL, Virginia, Pacome, yo y Johana, en ese orden

Al alejarnos de la lava, la niebla volvió a envolvernos de nuevo, aún cuando todavía estábamos en el desierto de lava seca. Antes nos guiaba la luz roja del cielo, pero al volver no teníamos referencia alguna. Algún miembro del grupo se calló en una grieta y hubo que sacarlo casi en volandas porque se achichiarraba el culo. Menos mal que en la grieta donde se le travó el pié no había lava, porque se hundió como 20 centimetros entre 2 rocas.

Estábamos perdidos. Era una cuestión de tiempo el que ese desierto se acabara y pudiesemos pisar de nuevo cesped, pro lo que seguimos avanzando. Las pilas escaseaban de verdad y temía tener que buscar una piedra medio lisa y medio templada para poder pasar la noche acurrucados alli y esperar a que el sol nos rescatase, pero cuando aquel desierto de cuchillas parecía no tener fín, nuestros pies pisaron algo blandito... cesped! Por fin habíamos salido de allí, pero ahora había que encontrar el caminito.

Recordábamos haber seguido una valla para llegar allí, por lo que el siguiente paso era localizarla. Finalmente, después de dar muchos palos de ciego dimos con la valla y nos dispusimos a seguirla. El ambiente parecía una película de miedo, típica de Halloween, al más puro estilo "The Blair Witch Project".

Hasta la verja era tétrica

Por fin despues de adivinar el camino por la niebla y acabando el trayecto a oscuras pudimos volver a nuestro coche, comprobando con alegría que todo el mundo dormía ya.

Al volver, caí en la cama rendido y dormí como nunca. Recordé en mi trayecto a personas muy queridas para mi, que hubiese dado cualquier cosa por oirlas a mi lado en este viaje, opinando y enseñándome. Son: Mi padre, mi primo Sergio Delgado y mi gran amigo Javier Aguila. Los tres hubiesen alucinado.

Un abrazo a todos. Sigo creciendo con mis experiencias...